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RELATO Nº 8 El Palacio de los Candados – Escrito de Guillermo Capellán en Cárcel de Vª Las Rosas – 14 Febrero de 2003

FRENTE AL JUEZ AGÜERO MOLINA

El Juez, como dije, me hizo sentar al costado de la ventana en la primera planta de la Judicatura para, que desde afuera, el fotógrafo de El Tribuno, Luis Benjamín Arias, pueda sacarme una foto con la lente teleobjetivo para el Diario de su amo el Rey Juan Carlos Romero, Gobernador de Salta.

El artículo sensacionalista sería escrito por el destituido exJuez Roberto Elio Gareca y entregado a su hermano Sergio Gareca, Jefe de Sección Policiales de El Tribuno ¡Una perfecta organización junto al fotógrafo Arias! ¿Cómo no va a ser un complot si luego el Gobierno Intendente de Alejandro San Millán contrata al exJuez Elio Gareca como defensor del delincuente juvenil: Rodrigo Emanuel Chavarría.

Mi equipo político, bajo la conducción de Víctor Ángel Cortez, se movía como un grupo de detectives. Ellos me informaron que en la Radio del Locutor Martín Grande esa misma tarde de mi traslado al Juzgado, Roberto Elio Gareca anunciaba en un extenso reportaje que iba a asumir la defensa de Rodrigo Emanuel Chavarría. El ideólogo y su pupilo.

10 días antes de mi detención

El 1º de febrero de 2003, le informo al Sr Rodolfo Manuel Pistoni que desocuparía a fin de mes la casa que le alquilaba en la calle Apolinario Saravia 235 del Barrio Monumento Güemes.  Pistoni solicita permiso para poner el cartel “SE ALQUILA”. Asimismo me pide si podría mostrar las dependencias de la propiedad a los interesados. Como locador, Pistoni, siempre fue muy correcto y era lo menos que podíamos hacer por él.

 

Sr Rodolfo Manuel Pistoni

El Turco, verdulero del Barrio, me comentó que un GORDO pelado rondaba la casa desde que Pistoni puso el cartel “SE ALQUILA” y sacaba fotos de la propiedad de dos plantas. Esa misma tarde, la encargada de atender mi casa, Sra Emilia Choque, me llama a la radio por teléfono cerca de las 13 hs y me informa que una Sra quería ver la propiedad para alquilar. Le respondí “muestrele la casa”. ¡qué gran error!

Sra Emilia Dalinda Choque

Esa Sra que permaneció una hora en mi domicilio cuatro días antes de mi detención era Liliana Claudia Costas, abogada socia que trabajaba en el Estudio de Gareca, ideólogo de la denuncia en mi contra. La Sra Emilia Dalinda Choque me dijo “la Sra que vino lo primero que quería ver era el baño y su dormitorio…”. El Juez Agüero Molina ya sabía que todo era una farsa.

Mi domicilio: Apolinario Saravia 235

La “Sra” no fue a alquilar la propiedad sino a ver detalles para informarles al exjuez Gareca y su pupilo Rodrigo Chavarría para poder acreditar que estuvo en el domicilio donde “Capellán lo violó el 10 de febrero” propalaba la Radio de Martín Grande. Justo el día que la socia de Gareca, Dra Costas había estado en calle Apolinario Saravia 235 (a folio 27 – 14/02/2003 es exactamente lo que declaró Emilia Choque a hs 1.15 Expte. Nº 86.796).

Habían pergeñado todo pero no conocían mi domicilio por dentro. Si el Sr Rodolfo Pistoni no ponía el cartel SE ALQUILA, Liliana Claudia Costas no habría tenido acceso e información para el armado de la denuncia penal que habían preparado. Era la hora 23.10 cuando el Juez dio por terminada la tortuosa indagatoria y me dijo en voz baja “esto tiene mal olor pero la orden viene de arriba, del Grand Bourg”.

Casa de Gobierno del Grand Bourg

Me llevaron de vuelta a la Comisaría 7ª de Barrio El Tribuno y me levantaron la incomunicación. Ingresé al calabozo maloliente y la cantidad de presos se había duplicado. Éramos 18 en ese cuartucho de 3m x 5m. Observo y veo una gruta en el pequeño patio de la dependencia policial. Si. En esa gruta, en algunas mañanas de febrero de 2003, vi rezar al Jefe Raúl Rodríguez acompañado de policías compungidos.

Ese ritual de rezarle a la Virgen de la Merced representa el sincretismo de la hipocresía policial jamás visto por mí, un edil que ejercía la Vicepresidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Deliberante de Salta. ¿Por qué hablo de hipocresía? Luego que regresé al calabozo, después de la media noche, llegó el Jefe Rodríguez con el oficial que me había dado una trompada en el estómago esa mañana y sacaron a dos presos de la celda a la 0.30 am.

Sí, a esos que los vi rezando en la gruta, esos mismos condujeron a dos detenidos en dirección a “el Chancho” una habitación lúgubre que estaba en la parte posterior del inmundo baño. Ahí se olvidaron de la Gruta y de la Virgen y escuché con mis oídos como suplicaban que no los ahoguen. Eso se llama el SUBMARINO. Toman de los pelos al preso y meten su cabeza en un tacho con agua para ahogarlos.

Sí, yo los vi (a Rodríguez y su ayudante a las carcajadas) sacar a dos de los detenidos diciéndoles “vamos a dar una vuelta en el submarino hasta que canten”. Luego se escuchaban los gritos desgarradores de dos jóvenes apremiados por los devotos de la Virgen de La Merced protectora de los presos que ellos torturaban.

 

 

 

 

 

 

 

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