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“Me sacás de quicio”, una de las amenazas que realizó el femicida de Dolores Juncos

En la actualidad, Ramón Hermes Acuña permanece con prisión domiciliaria en el mismo domicilio donde cometió el crimen, lo que la hermana de la víctima, Soledad Juncos, calificó de “inentendible” ya que consideró que el asesino “es capaz de hacer lo mismo”.

“Vos me sacás de quicio”, “Hacés que te diga cualquier barbaridad” y “No valorás tu vida” fueron algunas de las frases que le dijo Ramón Hermes Acuña (78), actualmente con prisión domiciliaria e imputado por femicidio, a su pareja María Dolores Juncos (35) semanas antes de asesinarla de once puñaladas en la vivienda que el hombre tenía en la localidad de Isidro Casanova, partido de La Matanza, el 15 de septiembre de 2020.

“Vos hacés que te diga cualquier barbaridad porque me ponés nervioso. Yo te voy a ayudar. No me digas que te arreglás sola. Vos hacés que te hable mal porque me sacas de quicio”

A dos años del hecho, las dos hermanas de la víctima, Karina y Soledad Juncos, contaron en una entrevista con Télam, que Acuña era “muy posesivo” con María Dolores y que se conocieron en enero del 2020 en una cena organizada por un amigo en común.

“Él era muy posesivo. Todo el tiempo quería saber dónde estaba Mari, con quién estaba. Él ha venido hasta la puerta de su casa para controlar lo que hacía. Sabíamos que siempre tenía un arma encima, en la guantera de su auto. Ella no nos quería decir, pero estaba asustada”, describió con firmeza Karina en el living de su casa.

Emocionada, tras hacer una pausa en su relato, Karina bebió un sorbo de gaseosa y continuó: “Él la trataba mal en frente nuestro. Mi mamá lo ha llegado a echar de nuestra casa por cómo le hablaba a Mari”.

Las constantes demandas de Acuña, quien actualmente está con prisión domiciliaria y a la espera de ser juzgado, se reflejan en uno de los audios a los que accedió Télam, donde el hombre le reclamaba efusivamente a María Dolores que no le contestaba el teléfono.

“Siempre a la misma hora me dejas de contestar el celular. No puede ser. Por favor… No puedo dormir de los nervios que tengo. No me mandaste un mensaje. No valorás tu vida, no valorás a tus hijas y a tu familia. Vos me decís que a mí no me importa nada, pero si me importa. Yo me ocupo de vos”, insistió el hombre con tono intimidante.

En la misma línea, en otro de los mensajes de voz, Acuña se justificaba de una amenaza que le había hecho a María Dolores al decirle que “solamente era un momento de bronca”.

“Eso de la amenaza fue solamente un momento de bronca. ¿Vos pensás que te voy a amenazar? Te lo dije en ese momento nada más. Yo tengo mucho amor para vos, mi vida. No se cómo explicarte ya. Vos sabés que estoy solo ¿Por qué me hacés esto?”, interpeló Acuña a su pareja.

Casi una semana después de ese mensaje, el 15 de septiembre de 2020, María Dolores ya tenía decidido separarse de Hermes y se dirigió hacia su casa, en Isidro Casanova, donde Acuña la asesinó de once puñaladas en el cuello.

“Nos venía diciendo que estaba muy cansada y que no lo aguantaba más. Le dije que no le atienda más el teléfono. Ese día, habíamos quedado con Mari para que venga a comer unas empanadas a casa al mediodía. Después me enteré que esa mañana se iba ido a lo de él. La llamé, pero nunca más me atendió el teléfono”, recordó Karina entre lágrimas.

Tras el crimen, Acuña intentó suicidarse con un arma blanca y terminó internado en el hospital Paroissen, donde se recuperó de sus heridas.

Posteriormente, fue trasladado a la Unidad Penal de Melchor Romero hasta que fue liberado el 22 de febrero pasado, tras ser considerado “inimputable” por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de La Matanza, conformado por los jueces Alfredo Drocchi, Matías Rouco y Andrea Schiebeler, a pesar de que estaba acusado de ser el autor del “homicidio agravado por el vínculo de pareja existente con la víctima y por haberse perpetrado contra una mujer por un hombre, mediando violencia de género“.

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