Filipinas: ejército se despliega para ayudar a supervivientes del tifón Rai
Hay islas que fueron arrasadas por completo tras el paso de este fenómeno meteorológico que debe su poder destructivo al calentamiento global.
El ejército filipino se encuentra desplegado tratando de llevar agua y comida a las islas desoladas por el destructivo tifón Rai, mientras organizaciones humanitarias piden ayuda para los cientos de miles que se quedaron sin hogar.
Miles de militares, policías y guardacostas fueron desplegados para entregar comida, agua potable y suministros médicos a los supervivientes, que sufren para encontrar productos básicos. “He ordenado (al ejército) desplegar todos los recursos disponibles –buques, barcas, aviones, camiones– para llevar bienes a las zonas afectadas”, dijo el lunes el secretario de Defensa, Delfin Lorenzana.
La Cruz Roja también está enviando provisiones a las islas de Siargao y Bohol, dos destinos turísticas todavía renqueantes por la desaparición de visitantes provocada por el covid-19. La organización pidió 22 millones de dólares para financiar la actuación de emergencia. El Reino Unido ofreció un millón de dólares para este esfuerzo.
Al menos 375 personas murieron y cientos resultaron heridas cuando el tifón Rai arrasó el centro y el sur de este archipiélago, destruyendo casas de madera, arrancando árboles y cortando el suministro energético en numerosas islas.
Naciones Unidas informó de “devastación absoluta” en las áreas más afectadas por Rai, que tocó tierra el jueves 16 de diciembre en Filipinas como supertifón, el más potente en llegar al país este año.
Más de 400 mil personas se encuentran alojadas en centros de evacuación o con familiares, indicó la agencia de desastres nacionales, después de que sus casas fueran dañadas o destruidas por el ciclón. Una de las islas más destruidas fue Bohol, conocida por sus playas, sus “colinas de chocolate” y sus diminutos primates tarseros. Allí murieron al menos 96 personas, dijo Arthur Yap, el gobernador de la isla, donde se declaró estado de calamidad.
También hubo amplia destrucción en la islas de Siargao, Dinagat y Mindanao, que recibieron lo peor de la tormenta cuando irrumpió con vientos de hasta 195 kilómetros por hora.
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