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Abuelas de Plaza de Mayo recupera al nieto 131: “Nos da esperanza para encontrar a los que faltan”

El hombre tiene 45 años, reside en Buenos Aires y según las sospechas de la fiscalía nació en cautiverio en el mayor centro clandestino de detención de la dictadura.

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron este jueves la restitución de un nuevo nieto, el 131 que recupera su verdadera identidad después de haber sido apropiado durante la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. “Como si el fin de año se hubiera empeñado en cumplir deseos, luego de casi tres años, volvemos a celebrar el hallazgo de un nuevo nieto”, afirmó el organismo de derechos humanos en un comunicado en el que incluyó un guiño final a la selección de fútbol, ganadora de la Copa del Mundo el pasado domingo: “Ahora nos volvimos a ilusionar”.

La historia del nuevo nieto recuperado tiene aún muchos claroscuros porque el caso está judicializado. Tiene 45 años y reside en la provincia de Buenos Aires. No se presentó de forma espontánea ante el Banco Nacional de Datos Genéticos por tener alguna duda sobre su identidad sino que se sometió al análisis de ADN por orden judicial después de ser localizado gracias a una larga investigación.

Sus padres, Lucía Nadín y Aldo Quevedo, eran oriundos de la provincia de Mendoza, en el oeste del país. Se conocieron en la facultad de Filosofía y Letras y a los seis meses se casaron. Ambos militaban en el Ejército Republicano del Pueblo (ERP) y después de la detención de un compañero, se trasladaron a Buenos Aires, pero corrieron la misma suerte: entre septiembre y octubre de 1977 fueron secuestrados. Primero estuvieron en el centro clandestino de detención Club Atlético y después en El Banco.

La búsqueda

La familia Nadín no sabía que Lucía estaba embarazada. Se enteraron en 2004, a raíz de una investigación documental de la Comisión Nacional por el Derecho a la identidad, y dejaron su muestra de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En 2010 lograron encontrar al hermano de Aldo, que también facilitó una muestra de ADN.

La primera pista del nieto 131 llegó en 2015, cuando se identificó a un hombre que se sospechaba que podía ser hijo de personas desaparecidas. 

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo recordó que realizan un “trabajo constante, silencioso y amoroso, pero “todavía faltan muchos [nietos por encontrar] y el tiempo no se detiene”. Por ese motivo, solicitó a todos aquellos que tengan dudas sobre su identidad que se presenten ante el Banco Nacional de Datos Genéticos. En los últimos cuatro años, se han presentado más de 2.000 personas de forma espontánea y otras 400 se han realizado tests por orden de la justicia, como en el caso del nieto 131.

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