Niños en shock, mujeres desmayadas y un peligro latente: el mortal cruce migrante del Mediterráneo por dentro
El mar Mediterráneo sigue tragándose vidas. Todos los días cientos de personas, sino miles, arriesgan sus vidas al intentar llegar a Europa por agua. Todos escapan de la realidad en la que viven: miserias, guerras, destrucción y violencia, entre otros males.
Tan grave es esa situación que prefieren enfrentarse a la posibilidad de morir antes que quedarse en sus hogares.
Las cifras hablan por sí solas. El Mediterráneo central fue la ruta más activa en los dos primeros meses de este año para la llegada irregular de migrantes, con casi 12.000 travesías. Así lo informó Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas que se encarga de patrullar la zona. Esta cifra representa un crecimiento de más del 100% con respecto al mismo mes del año pasado.
En términos generales ACNUR, el órgano para la protección de refugiados y desplazados de las Naciones Unidas, calcula que en lo que va del año 20.995 personas cruzaron el Mediterráneo completo con el saldo de 309 personas muertas o desaparecidas. La mayoría de ellos salen de Libia, Túnez o Turquía. Mientras que los puntos de ingreso a la preciada Europa son por Italia, Grecia, España, Chipre o Malta.
Los gobiernos europeos parecen mirar para otro lado con políticas anti migratorias o poniendo palos en las ruedas para que las organizaciones humanitarias puedan ayudar. Se convirtió en una crisis incómoda para cada mandatario de turno desde que estalló en 2015 por la feroz guerra civil en Siria que empujó a millones de personas a dejar sus hogares. Es aquí donde emerge el trabajo humanitario de distintas ONG.
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