¿Por qué algunos gatos y perros acumulan objetos?
El hábito de recolectar y conservar objetos puede ser natural o tener rasgos patológicos según el grado de importancia que le dé el animal .
El recolectar cualquier cosa puede tener una función adaptativa muy rescatable o tratarse de una expresión compulsiva y sin duda patológica. Los cuervos tienen el hábito de acumular en diferentes escondites cantidades importantes de frutos pensando en el invierno en el que acudirán a buscarlos, encontrándolos gracias a su memoria privilegiada.
Este abastecimiento es muy común y conocido en otras especies como las ardillas o en las hormigas y responde a una función adaptativa siendo un comportamiento necesario para su supervivencia
El más claro ejemplo de esta patología es el caso del síndrome de Diógenes entre los seres humanos, un trastorno de acumulación compulsiva, que en ciertas ocasiones, también lo presentan especies domésticas como los gatos y los perros. A veces, si se trata de un trastorno de acumulación viene acompañado de un comportamiento protector hacia ellos, que va escalando y los lleva a tener una reacción agresiva si un ser humano u otro animal se acerca a su escondite.
Tal como hacen los cuervos, las ardillas o las hormigas, los perros y los gatos pueden tener el impulso innato de esconder y guardar cosas por herencia genética.
El trastorno de acumulación puede desarrollarse, ante momentos de estrés, ansiedad, frustración, energía contenida y aburrimiento. En esta situación, la conducta, casi como un estereotipo, actúa como una vía de escape y alivio.
Cuando ocurra esto, debemos llevar a cabo un trueque, con actitud tranquila y calmada, ofreciéndole algo a modo de intercambio. Cuando suelte lo que queremos recuperar y ya esté en nuestra mano, le daremos la recompensa, acompañando con un lenguaje verbal y físico de elogio.
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