Gerardo Morales bajo la lupa del pueblo jujeño y Gobierno Boliviano
El Emperador del Litio y el Cannabis jujeño aseguró “a Normando (Álvarez García) lo voy a condecorar”. Gerardo Morales no conoce el límite para demostrar su poder omnímodo ni su soberbia política. Seguro lo hará para potenciar su proyecto presidencial.
Jujuy, la provincia de sus dominios cuenta con una población que en su mayoría son descendientes de bolivianos. Lo sabe y es por eso hasta su casamiento con Tulia Snopek fue bajo rituales de la Pacha Mama ya que la primera dama seguía vinculada a su expareja. Es ingenioso, a la vez profeta y apóstata de sus presuntas creencias religiosas. Un hombre raro y audaz como Mauricio Macri.
De alguna manera debía casarse con la hermana de su principal enemigo político Guillermo Snopek, María Eugenia Tulia Snopek. El macrista gobernador podía casarse solo a través de una ceremonia chamánica ancestral en Purmamarca para seducir a los pueblos originarios y conseguir los votos en los recientes comicios que lo consagraron nuevamente Gobernador de la Puna.
Gerardo y Tulia, unidos por las creencias ancestrales incaicas, muestran al aspirante presidencial con un “profundo” compromiso con los pueblos indígenas de Jujuy. Gerardo va adelante del carro y de su historia. Tanta impertinencia mística. Tanta ambición política y contradicción cultural e intelectual en el hombre que mantiene en prisión a la máxima líder de los originarios de su reino, Milagro Sala, demostrando que es el mandamás y dueño de su feudo.
El Golpe de Estado en Bolivia es ahora la escabiosa afectación del hombre más poderoso de Jujuy. Gerardo Morales, con genes apegados a sus antepasados bolivianos, no mide sus petulancias ante la cosmogonía inca ni las consecuencias de sus actos esotéricos. El Gobernador jujeño, a su hombre de confianza, Normando Álvarez García, lo hizo designar Embajador en Bolivia y por su territorio pasaron diez camiones del Ejército Argentino al vecino país por decisión de Macri y Morales. Ahora que estalla el escándalo golpista boliviano se vincula a Álvarez García quien cae en la sospechosa ambigüedad de sus declaraciones.
La Historia no se escribe antes de tiempo y Gerardo Morales lo hace con total comodidad en su reino. Condecorar a su actual Ministro de Trabajo y exembajador, Normando Álvarez García, declararlo Huésped y Ciudadano Ilustre de Jujuy es una bravuconada sin sentido en plena investigación de un hecho internacional como es el Golpe de Estado a Evo Morales.
Esta mezcla de esoterismo incaico, alquimia política y autocracia mesiánica, pone a Morales en la cresta de la ola y el pueblo originario de Jujuy se pregunta “¿y Milagro Sala sigue presa? La clase política jujeña es pusilánime y corrupta. ¡Y Gerardo-dependiente! Una cúpula rica y poderosa que se sostiene en el más inmoral contubernio feudal de sucios negociados, protegidos bajo la férula de una Justicia timorata y funcional a los deseos del Gran Emperador.
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